La Revolución rusa de 1917 es uno de los acontecimientos históricos clave del siglo XX. No sólo eso, sino que constituye uno de los hitos que define el carácter de una época, hasta el punto de que algunos especialistas en el tema se han referido al siglo XX como «el Siglo de la Revolución». Y es que la toma del poder por los bolcheviques, que supuso el fin del zarismo y la salida del imperio ruso de la Primera Guerra Mundial, abrió período de profunda transformación social, política, económica y cultural que, desde Rusia, fue extendiéndose por todo el orbe haciendo cristalizar las esperanzas de las clases populares de todas partes. Pocas cosas de las ocurridas durante los años siguientes a 1917 podrían explicarse sin contar con que, durante tres cuartas partes del siglo, existió un sistema político y económico alternativo al capitalismo occidental.
Teniendo en cuenta la trascendencia de la Revolución y a propósito del primer centenario, Sol Cultural toma la cultura rusa del siglo XX como motivo temático en la celebración de sus fiestas anuales (Primavera, Solsticio, Otoño). Más allá de filias y fobias respecto a la experiencia soviética, de lo que no cabe duda es de la riqueza y diversidad de manifestaciones culturales que acompañó de una u otra manera a aquellos procesos y que hoy en día, a tres décadas de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, merecen ser consideradas. El cine, la música, el arte y las vanguardias, la literatura, el teatro, la ciencia y la tecnología o el deporte, son solo algunos de los campos en los que el genio soviético, además de destacar, llevó la iniciativa, marcando las pautas que habrían de imitarse en otros lugares hasta hacerse canónicas en sus géneros respectivos.