Marieta Laínz
Santander, 1956
La Caverna de la Luz enciende su escaparate de Septiembre con una fotógrafa ignota: Marieta Laínz, que ha hecho de su afición compulsiva a la fotografía una parte de su vida. A tal punto que no es ella la que cuenta su mundo, sino su forma de contar el mundo la que nos describe a la autora. Y la fotografía que expone es una buena muestra de su forma contemplativa de vivir la vida.
Lisboa
La imagen nos muestra el resultado de una afortunada reunión de circunstancias, en la que coincidieron al azar un bello escenario, una resplandeciente luz atlántica, una chica que dibujaba pausadamente no sabemos si lo que se oculta a nuestros ojos o el perfil de la figura de la fuente y, por supuesto, la presencia accidental de la fotógrafa en aquel jardín abandonado, pero con la cámara siempre dispuesta al servicio de una mirada hipnotizada por la suma de tanta belleza que no quería dejar escapar.
Mientras la muchacha dibujaba, la necesidad de fotografiar esa fusión de vida y muerte, luz y calor, ruina y abandono, pasado y presente, se le hizo imperativo apretar el disparador, dando sentido a la que por sí sola esa inútil fuente no habría dejado de ser un vano recuerdo de un bello rincón desolado y sediento.
Fernando Zamanillo