HOME (marzo,2011)
Ante una fotografía como la que aquí nos muestra Jesús Vidal, cualquiera de los que la contemplamos nos podemos contar, echando a volar nuestra imaginación, muchas y muy diferentes historias y, sin embargo, ninguna sería cierta, ninguna la verdadera. Tal es la capacidad de abstracción de la imagen que nos plantea. Tal es el poder de lo genérico que la define, por el que se representa un conjunto de elementos que la describen como una casa entre otras más: construcción en este caso de una sola planta, dotada de cuatro paredes y vanos en forma de ventanas y puerta, además de una cubierta a dos aguas. Que sea una vivienda o simplemente una oficina es algo que no importa, porque nunca podremos saberlo desde nuestra distancia actual, desde esta nuestra lejanía espacial y temporal. ¿Qué vemos, pues, que tanto nos atrae? El fotógrafo la titula Home, porque él sí ha estado junto a ella en el momento de disparar el obturador de su máquina y quizá lo supo, o porque quiso, y así lo decidió, que fuera un hogar, que es lo que significa el término inglés. Pero no tiene cimientos, algo fundamental, y es como decir que no tiene raíces. Está en el aire, quizá esperando un nuevo emplazamiento, embargada de provisionalidad. Posiblemente nos atraiga su apariencia solitaria, su silenciosa y hermética presencia en un entorno desolado, en el que no tenemos referentes a los que echar mano para encontrar adjetivación alguna que la acompañe y explique. Tampoco nos ayuda el horizonte que se vislumbra en la lejanía, porque ha quedado despersonalizado, sin posible identificación, cual una franja más al otro lado del agua. Se me viene a la mente otra fotografía del mismo Jesús Vidal, también tondo, de la Colección de La Moska del Riojano, “Mujer entrando al agua”, asimismo de 2011. El esquema es similar, la perspectiva aérea también, el ambiente de soledad análogo y ambos motivos se ubican en el borde del agua. Todo ello hace que mujer y casa se relacionen como “sinónimos”, prestándose mutuamente su significado de modo metafórico. Quizá sea el enorme poder poético de ambas fotografías, la síntesis que las eleva a la consideración de obras de arte, quizá, repito, sea eso lo que tanto nos atrae de esta fotografía.
Fernando Zamanillo Peral
Noviembre de 2019